Muy queridos amigos Catequistas:
Sabéis muy bien que la Iglesia ha recibido como misión transmitir lo que ella ha recibido (Cf. 1 Cor. 11, 23; 15,3). Ésta es la misión de la catequesis y del catequista (cf. Concilio Vaticano II. Decreto Christus Dominus, nº 14).
1. Quisiera invitaros, antes de nada, a intimar con Jesucristo, de forma muy especial durante este año. Para comunicar su Buena Noticia a otros es necesario "estar con Él" y "seguirlo". Necesitamos conocer bien quién es, dónde está, qué nos enseña y confía. Así podremos dar respuestas de Él "distintas" a quienes no le conocen más que superficialmente o de oídas, pero no desde una experiencia íntima (cf. Jn. 1, 32). Nadie da de lo que no tiene. El catequista ha de "ver lo invisible"· y fiarse plenamente de lo que Dios le encomienda para "en su Nombre" depositar la semilla del Evangelio en tierra buena.